miércoles, 6 de mayo de 2009

La campana de la torre sigue sonando igual


Desgraciadamente hay cosas que nunca cambian; a pesar de la buena voluntad de uno por autoconvencerse de que no, de que si mejoran los servicios, las infraestructuras, los medios para educación, deportes…etc, la gente de los pueblos será diferente a cuando yo era un niño y pegaba pelotazos por estas calles. Y ciertamente sería mentir si digo que todo sigue igual; pero la tendencia, por lo que veo y oigo, es copiar lo malo de la gente joven de ciudad manteniendo las sin razones de antaño. Por ejemplo: aquí hasta hace muy poco salir a correr era algo "rarito". Incluso ahora los que pasan con sus 4X4 me miran con extrañeza, supongo que también ayuda el hecho de que casi no me conocen...pero no hace falta que explique de qué tipo de miradas se trata. Por suerte los tiempos cambian...aunque me doy cuenta de que peligrosamente los más jóvenes del lugar; niños con y sin gorra, me miran extrañados cuando me ven pasar. Si no me sueltan alguna gracia (pero bueno, yo alguna vez también lo hice - ¿vuelvo a justificarlo? - ). Y es que conociendo a los padres se hace difícil que aquí el tiempo vaya cambiando las mentes al mismo tiempo que en ciudades o capitales (si es que allí cambia algo). No deja de sorprenderme cómo chavales de por aquí siguen teniendo los mismos intereses o incluso más deprimentes que los que hace 10 ó 15 años. Recuerdo cuando pasaba aquí los veranos con 16 ó 18, y con muchos menos, y notaba lo diferente que eran a mi. Compartíamos las cosas comunes de la edad: chicas, fútbol, juegos o pensar en chorradas como atarle a un perro un bengala o poner a pelear a los gatos...pero había algo no dicho que los dejaba fuera de ciertas cosas.


Antonio era uno de mis amigos favoritos. Era una de esas personas con la que, por encima de cualquier otra sensación, primaba el bienestar. Se estaba bien con él. Era agradable, entre otras cosas porque podías hablarle de cualquier cosa. No había nada que le pareciera ridículo o fuera de lugar. Sus formas me parecían un poco heterodoxas: su forma de reír, andares, sus movimientos e incluso su forma de estar. No se parecía en nada a cualquier otro chico del lugar. De largo era el más inteligente, más sosegado, tranquilo y paciente. Tenía una madurez extraña a su edad; eso y las ganas de evadirse era lo que saltaba a primera vista.


Casi siempre estaba sólo.

Seguramente alguno lo haya pensado ya, lo que por otra parte es una lástima: que pensemos así…todavía. Pero sí, era homosexual. Claro que tenía amigos, pero es aquí donde yo veía lo lejos que estaba de la forma de sentir y de percibir las cosas con respecto a la gente de por aquí. Muchos lo odiaban y ni siquiera lo conocían. Para mi era algo extrañísimo. Cómo era posible que una persona que te hace tan ameno los ratos que pasas con ella pueda ser repudiada y vilipendiada por sus vecinos. Por supuesto era una visión ingenua propia de mi edad. Cuando se es pequeño la maldad es lo raro, lo extraño, lo que casi nunca pasa.


Por desgracia Antonio terminó odiando a su pueblo.


¿Por qué cada vez salen menos universitarios de este pueblo si hay más niños que antes?. ¿Por qué crecen los embarazos de niñas?. ¿Por qué te pones en la puerta al fresco a leer un libro y terminas sintiéndote como un extraterrestre?...Cómo pensar que algo está mejorando con todos estos atenuantes.


Algo está pasando con la juventud. Les están convenciendo entre todos que pelear por las cosas que te gustan no tiene sentido, que los sueños, sueños son; que con veinte años ya lo conoces todo y nada en la vida te sorprenderá en adelante. Les han dejado sin fe. Por suerte no todos son así, pero que duro es, todavía, ser un “Antonio” en un pueblo como este…o sin ir tan lejos, ponerse a leer en un pueblo como este.

5 comentarios:

  1. Es inevitable que las personas marquen. En mi caso, un profesor de la universidad. El gran Ramón Reig, a la vez que desenreda en sus clases estructura que forman grandes conglomerados mediáticos, es capaz de pronunciar frases que para mí se convierten en citas célebres. Una mañana desperté realmente cuando escuché: "La gente tiene medios para morir menos estúpida. Si no lo hace es porque no quiere." ¡¡Pero qué verdad más grande!! Afortunadamente las cosas han cambiado, pero el cambio no siempre es sinónimo de evolución. Hay cosas que quedan estancadas, ideas inútiles que se convierten en 'cool' en detrimento de cosas que son geniales y se toman como extrafalarias. ¿Acaso se puede comparar conducir a toda leche un coche comprado por papá con intentar sentir cómo alguien va desandando pasos en sus sueños, en ocasiones es el niño que alguna vez fue y en otras el hombre que es, pero en ambos casos la felicidad está latente, porque mi presencia está allí, omnipresente, cubriendo sus quimeras y sanando sus heridas...?
    Cierto es que hay medios para que la gente muera menos estúpida, pero hay quien desgraciadamente, no tiene remedio.

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  2. Tienes razón en lo de tener "Medios para morir menos estúpida" (que he tenido que leerla varias veces para entenderla). A veces yo tiendo a ser indulgente con ellas; con mi abuelo por ejemplo, que se pasa el día viendo todas las mierdas que ponen por la tele...pero, ¿conoce mi abuelo esos medios?, ¿los ha practicado alguna vez?...supongo que podría hacer cestas con mimbre o cosas manuales que algún día hizo. Quizá nunca haya leído un libro; ¿pero hubo alguna vez alguien que le dijera que eso era bueno?. Por supuesto, esto no se puede comparar con los niñatos de los que hablas, incluyéndome a mi jajajaja (en algunas cosas seguro)

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  3. ¡Hola Juanlu!Soy José Pedro.Enhorabuena por tu blog. este tema me toca bastante porque trabajo con adolescentes de un pueblo muy parecido a Villarrasa. En Hornachuelos lo que observo es que la juventud asimila lo más negativo que viene de la ciudad.Te sorprendería verlos preguntándome, con ojos como platos, por cómo es la vida en las Tres Mil Vivienda o en Los Pajaritos. Ellos se quedan con eso, con la imagen de una ciudad muy americanizada (bandas rivales, drogas, ley del más fuerte).¡Realmente les fascina todo ese mundo! Sus ídolos son gente como Haze, por ejemplo. ¿Y por qué prefieren lo negativo? Porque es lo más fácil. Es más fácil integrarse, ser aceptado en un grupo, bebiéndose una botella de ron entera un sábado (no exagero) que comentando el último libro que han leído. En los últimos años he estado en varios pueblos trabajando y he comprobado esta "urbanización negativa" de los jóvenes de los pueblos. A mí lo que más me preocupa son los jóvenes que tienen capacidad para triunfar en la vida, viven con el peligro de ser absorbidos por la necedad de los demás. Yo siempre les digo que se marchen del pueblo cuando tengan la más mínima oportunidad. Espero que alguno me haga caso...

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  4. Estoy totalmente de acuerdo contigo tio. Aquí tengo 3 primas hermanas de las que 2 son hermanas. Éstas últimas sí son diferentes: una de ellas es la única que aprueba todas las asignaturas de la clase, el resto, el que menos, le quedan 3 ó 4, y a los demás..bueno, tú lo sabes mejor que yo. Yo no hago más animarla para que deje el pueblo en cuanto termine el instituto. Pero es una raya en el agua; el resto es como tú me cuentas. Realmente es una pena; hay muchos factores en este tema: medios de comunicación, padres, entorno...lo que más gracia me hace es cuando se producen muertes por violencia juvenil y salen los políticos de turno preguntándose qué hacemos mal. Por supuesto, a los tres días se olvidan y siguen con sus ruedas de prensa sin ningún sentido ni interés por mejorar nada. Va a ser difícil salir de esto. Gracias!!! me encanta que participes en mi huequecito.

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  5. Sin duda alguna...mi artículo favorito.

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