martes, 26 de mayo de 2009

Cortázar inédito


Este pasado domingo (24/05/09) el diario El País publicaba un relato completo de Córtazar que no había visto la luz hasta entonces. La viuda del genio, Aurora Bernárdez, lo extrajo de una vieja cómoda en su casa de París...es curioso que en estas historias de legajos olvidados siempre aparece una cómoda que a nadie antes se le había ocurrido mirar; o simplemente limpiar, pero bueno, hay que confiar en la buena fe de los allegados al autor que aún viven. El relato se titúla Manuscrito hallado junto a una mano y tiene muchos de los ingredientes del autor argentino. Yo voy a transcribir aquí una de las tres Historias de cronopios que también han visto la luz después del descubrimiento. Se llama Vialidad y creo que es una buena muestra para saber que es lo que les espera a todos aquellos que quieran acercarse a esa obra maestra que es HISTORIAS DE FAMAS Y CRONOPIOS del inigualable Julio Cortázar.

Un pobre cronopio va en su automóvil y al llegar a una esquina le fallan los frenos y choca contra otro auto. Un vigilante se acerca terriblemente y saca una libreta con tapas azules.
- ¿No sabe manejar, usted? - grita el vigilante.
El cronopio lo mira un momento, y luego pregunta:
- ¿Usted quién es?
El vigilante se quede duro, echa una ojeada a su uniforme como para convencerse de que no hay error.
- ¿Cómo que quién soy? ¿No ve quién soy?
- Yo veo un uniforme de vigilante - explica el cronopio muy afligido - .Usted está dentro del uniforme pero el uniforme no me dice quién es usted.
El vigilante levanta la mano para pegarle, pero en la mano tiene la libreta y en la otra mano el lápiz, de manera que no le pega y se va adelante a copiar el número de la chapa. El cronopio está muy afligido y quisiera no haber chocado, porque ahora le seguirán haciendo preguntas y él no podrá contestarlas ya que no sabe quién se las hace y entre desconocidos uno no puede entenderse. (1952)

A cuantos podríamos aplicarles la filosofía de este relatito...a todos aquellos que son lo que llevan puesto por encima de personas, amigos, gente corriente, que al final es lo que somos todos...o no? Hay que tener cuidado con los uniformes con patas!!!!!.

jueves, 21 de mayo de 2009

Para ti, Ramón.

Resulta y no es cosa de cachondeo, que dentro de dos semanas se casa uno de mis mejores amigos. Se llama Ramón; Mon para los amigos...y Checheno para el Cepi.

Sinceramente no sé de donde me vienen ahora estas ganas de escribir sobre él. Es decir, sé que el matrimonio y la celebración, civil, católica, judía o como quiera que sea,es un momento importante para todos aquellos que la llevan a cabo. Sin embargo mi amistad y su presencia entre todos nosotros va a ser la misma antes y depués de la boda (doy fe que con él va a ser así...espero jjajajaja). Simplemente voy a utilizar estos eventos para dedicarle unas líneas a un buen amigo, cosa que deberíamos hacer más porque el tiempo se hecha encima, las cosas que nos pasan a veces y por desgracia son las últimas. De eso soy muy consciente desde que empecé a leer a Cortázar. Así que basta ya de estúpidas justificaciones.... cómo se nota que soy nobel en esto de escribir.

Para el que no conozca a Ramón que sepa que se está perdiendo a una de esas personas en las que el encargado de la bondad, donde quiera que se forme nuestra personalidad innata, tuvo que quedarse dormido, el tarro se desbordó y todo fue cayendo sobre esta pequeña realidad humana...que no, que no señores...que no es pasión de amigo. Ya lo veréis: que alguien me diga cuándo fue la última vez que Ramón criticó a un amigo, o insultó a conocido o desconocido, o se peleó por algún motivo, o no te respondió a una llamada, o no te abrió las puertas de su casa, o no se ofreció para llevarte a la tuya después de una salida o un partido... o más fácil: ¿Alguna vez notaste que Ramón tuvo "mala idea"?. Ojalá en el resto de respuestas en mi vida tuviera el convencimiento que tengo si alguien me preguntara esto.

Siempre, donde quiera que fui y delante de cualquiera Ramón me trató igual. No importaba que delante estuviera un desconocido, un pivón de sábado noche o un insoportable. ¿A cuántos conoces así?

Solemos reírnos, pasarlo bien, correr juntos, jugar a la play, salir de tapas, charlar, bailar...lo normal entre amigos...pero siempre con algo que está por debajo, algo que nunca decimos, pero que todos sabemos que está ahí, que se hace más presente justo cuando nos marchamos, cuando somos conscientes que al menos unos días no nos veremos. Y es precisamente eso lo que hace que nos sintamos especiales...

Yo lo sabía. Al principio eramos más. Te acuerdas de aquellas ferias donde ibamos juntos más de veinte jajajaja. Como en aquellas ferias, cuando al final de la noche siempre quedabamos los de siempre, los fieles, los "alimales"... los que reventados camino a casa sólo pensábamos en qué ibamos a hacer un rato después..."amos a corré, o hechamos un play...y si vamos al poli a hechá un partiito" (lo de las bicis vino más tarde)...pues ahora, como es lógico: por las circunstancias, las parejas, los trabajos etc. todo lo que la vida nos va añadiendo y quizá haciéndonos perder la esencia primera, cuando el tiempo se estiraba y todo se servía delante nuestra para pasarlo bien... Así que gracias Mon, gracias por seguir estando ahí, por seguir siendo como siempre fuiste...la vida es más agradable con gente como tú.

Que seas feliz en tu nueva vida de casao pedazo de alimal ibérico... y prepárate que vas a ir en traje a las elecciones...¿qué no? aaaaaaaaaaro.

jueves, 14 de mayo de 2009

Gazapos y buenos tratos

Voy abrir una nueva sección aprovechando mi posición privilegiada dentro de un medio de comunicación donde pasan cosas que casi nunca salen a la luz. Son gazapos que se quedan dentro y en realidad son las que deberían salir a diario porque son muy graciosos y a la vez humanizan a esos periodistas que aparentemente son serios, estirados...y no sigo. Bueno, voy a ir dejando guiños pequeñitos que son a los que tengo acceso, ya que en RNE Huelva no es que se haga muchas horas de emisión para poder recopilar más fallos divertidos. Iré administrándolos mientras dure mi paso por aquí, que no tiene visos de ser demasiado.
Para empezar una pequeña muestra de cómo me trata mi compañera del Insituto Nacional de Metereología, de la que voy a omitir el nombre porque pongo esto aquí sin su consentimiento, pero va sin maldad ninguna. Venga....



Esto no es un gazapo, se trata de un montajillo que le hice a mi grandísimo amigo Alejandro Prada, que hace años se fue a Madrid a ejercer su profesión de médico. Él sabe cúanto lo hecho de menos y lo voy llevando como buenamente puedo; pero de vez en cuando hay que darle la vuelta a las cosas y reírse de ellas. Así que le dediqué esta sevillana, muy propia para los tiempos que corren.

jueves, 7 de mayo de 2009

Los adioses. (Buenos Aires, 1954)


Lo prometido es deuda y ahí va mi primera reseña de los libros que voy leyendo. Primero una pequeña sinopsis, por si alguien se anima a leerlo; y luego una selección de textos y las ideas que he ido sacando sobre ellos, aunque aviso que este libro está cargado de belleza y de reflexión, de ahí que sólo hablaré de lo que en el momento de la lectura me pareció más interesante. Seguramente si lo volviera a leer (que creo que con este sí pasará) habrían otras partes que también incorporaría.
Antes de los extractos incorporaré un breve resumen de la situación para mejorar la comprensión de los textos recuperados, que copiaré directamente del libro.

Sinopsis: Un hombre llega a una ciudad de las sierras, donde hacen su cura los tuberculosos. Pasiva pero firmemente se niega a asimilarse a esa vida de sanatorio, de alentada esperanza, que contamina toda la ciudad. Es taciturno, no acepta. Vive sólo para las dos cartas (el sobre manuscrito, el dactilografiado en la máquina de tipos gastados) que llegan regularmente y que son la vía por la que continúa comunicado con el mundo exterior. Un día llega una mujer, autora de una serie de cartas... Otro día, distinto, llega la de las cartas a máquina: es una muchacha fuerte, indestructible, viva, para quien el hombre ha alquilado un chalet...

Textos: [el camarero del almacén (así llaman al bar) se dispone a llevar en coche a la muchacha joven hasta el chalet donde lo espera el protagonista tuberculoso, que además fue un famoso jugador de baloncesto]
"No intenté mirarla durante el viaje; con los ojos puestos en la luz que oscilaba elástica en el camino de tierra, no necesité mirarla para ver su cara, para convencerme de que la cara iba a estar, hasta la muerte, en días luminosos y poblados, en noches semejantes a la que atravesábamos, enfrentando la segura, fatua, ilusiva aproximación de los hombres, casi en cualquier posición de la cabeza, sus agujeros sinuosos, inocentes; con el labio inferior demasiado grueso, con los ojos chatos, sin convexidad, como simples dibujos de ojos hechos con un lápiz pardo en un papel pardo de color más suave. Pero no enfrentando sólo a los hombres, claro, a los que iban a llegar después de este a quien nos íbamos acercando, y a los que ella haría seguramente felices, sin mentirles, sin tener que forzar su bondad o su comprensión, y que se separarían de ella ya condenados a confundir siempre el amor con el recuerdo de la cara serena, de las puntas de sonrisa que estaban allí sin motivo externo, y hasta sin motivo nacido en su pensamiento o en su corazón, la sonrisa que sólo se formaba para expresar la placidez orgánica de estar viva, coincidiendo con la vida. No sólo enfrentando a los hombres, la cara redonda y sin perfumes que no trataba de resistirse a las sacudidas del coche, que se dejaba balancear asintiendo, con una cándida, obscena costumbre de asentir; porque los hombres sólo podían servirle como símbolos, mojones, puntos de referencia para un eventual ordenamiento de la vida, artificioso y servicial. Sino que la cara había sido hecha para enfrentar lo que los hombres representaban y distinguían; interminablemente ansiosa, incapaz de sorpresas verdaderas, transformándolo todo de inmediato en memoria, en remota experiencia. Pensé en la cara, excitada, alerta, hambrienta, asimilando, mientras ella apartaba las rodillas para cada amor definitivo y para parir; pensé en la expresión recóndita de sus ojos planos frente a la vejez y la agonía".

Que más se puede escrutar a partir del rostro de una "puta". Cómo va tejiendo cada una de las cosas a la que esa cara se va enfrentando día a día,en su rutina de amores "artificiosos y serviciales"; las reacciones de ella y de ellos...y el símbolo "obsceno" de su asentimiento con la cabeza por el movimiento del coche. Genial.

Bueno, podría añadir muchas más que seleccioné pero creo que con esto hay bastante. Para terminar una frase que elegí: "Imaginé al hombre cuando bajaba trotando hacia el hotel, después del abrazo; consciente de su estatura, de su cansancio, de que la existencia del pasado depende de la cantidad del presente que le demos, y que es posible darle poca, darle ninguna."

miércoles, 6 de mayo de 2009

¿Quién te crees que eres?


No me gusta Cristiano Ronaldo. Quizá sea el jugador más vertical que juegue al fútbol profesional hoy día. Tiene una pegada exquisita. Un primer sprint de muchísimas revoluciones; su cambio de ritmo deja seco al central más fuerte. Remata muy bien de cabeza. Su repertorio de regates es toda un enciclopedia que reúne cosas de Cruyff, de Prosinecky, de Onésimo e incluso de Garrincha. Es todo fibra que compone un físico envidiable para la práctica del balompie. Cosa rara entre los jugadores de fútbol: es inteligente dentro del terreno de juego, al menos para los intereses de su equipo, aunque no siempre. Además es atractivo y siendo joven ha ganado bastantes títulos. Pero no me gusta.


Tengo que mirar demasiadas veces afuera de la pantalla para no cabrearme cuando lo veo jugar.

Reúne muchísimos aspectos que definen la actitud de la sociedad actual: es prepotente, excesivamente descarado, mal educado, chulesco, egocéntrico, mal perdedor. Su forma de ser está lejísimos de su calidad como jugador y precisamente eso lo elimina para llegar a ser un jugador de leyenda, respetado por todos, admirado y un espejo donde mirarse, aunque por desgracia esto último es lo que más se da entre los chavales.

Inevitablemente me viene a la mente otra estrella que hoy día está en lo más alto de su carrera, aunque por lo que parece no ha hecho más que comenzar: Rafael Nadal. Es cierto que es más fácil conocer a los deportistas con éxito: salen en todos los informativos, todos quieren entrevistarlos, les hacen reportajes...así que terminas sabiendo más sobre ellos y por eso, y además de eso, sabes cosas sobre ellos. Pero a este individuo, independientemente de ser el mejor jugador de tenis actual, merece la pena conocerlo por ser cómo es; por ser el mejor, por todos reconocido y sin embargo, el más humilde, el más humano; capaz de consolar a su rival a pesar de sumar más títulos que él (Roland Garros 2008: Federe vs. Nadal), de jugar una final de Grand Slam y 24 horas después, a muchas horas de avión estar en un hospital dando regalos a los niños enfermos...hasta los envidiosos hablan bien de él.


Recuerdo cuando Mónica Naranjo estaba en la cresta de la ola "sobreviviendo a grito pelao". Le hicieron una entrevista y una de sus respuestas fue: "No me gusta la falsa modestia". A mi tampoco, pero creo que la modestia cuando es falsa deja de ser modestia. Se convierte en una mentira al servicio de otra cosa. La modestia natural es la única modestia que existe.


Zidane, Laudrup, Gordillo, Alfonso, Mathew Lettisier, Puyol...cuanto tendrías tú que aprender de ellos, Cristiano. Tu fama durará lo que duren tus piernas prietas,una carcamonía en la muñeca de un niño, después polvo y olvido.

La campana de la torre sigue sonando igual


Desgraciadamente hay cosas que nunca cambian; a pesar de la buena voluntad de uno por autoconvencerse de que no, de que si mejoran los servicios, las infraestructuras, los medios para educación, deportes…etc, la gente de los pueblos será diferente a cuando yo era un niño y pegaba pelotazos por estas calles. Y ciertamente sería mentir si digo que todo sigue igual; pero la tendencia, por lo que veo y oigo, es copiar lo malo de la gente joven de ciudad manteniendo las sin razones de antaño. Por ejemplo: aquí hasta hace muy poco salir a correr era algo "rarito". Incluso ahora los que pasan con sus 4X4 me miran con extrañeza, supongo que también ayuda el hecho de que casi no me conocen...pero no hace falta que explique de qué tipo de miradas se trata. Por suerte los tiempos cambian...aunque me doy cuenta de que peligrosamente los más jóvenes del lugar; niños con y sin gorra, me miran extrañados cuando me ven pasar. Si no me sueltan alguna gracia (pero bueno, yo alguna vez también lo hice - ¿vuelvo a justificarlo? - ). Y es que conociendo a los padres se hace difícil que aquí el tiempo vaya cambiando las mentes al mismo tiempo que en ciudades o capitales (si es que allí cambia algo). No deja de sorprenderme cómo chavales de por aquí siguen teniendo los mismos intereses o incluso más deprimentes que los que hace 10 ó 15 años. Recuerdo cuando pasaba aquí los veranos con 16 ó 18, y con muchos menos, y notaba lo diferente que eran a mi. Compartíamos las cosas comunes de la edad: chicas, fútbol, juegos o pensar en chorradas como atarle a un perro un bengala o poner a pelear a los gatos...pero había algo no dicho que los dejaba fuera de ciertas cosas.


Antonio era uno de mis amigos favoritos. Era una de esas personas con la que, por encima de cualquier otra sensación, primaba el bienestar. Se estaba bien con él. Era agradable, entre otras cosas porque podías hablarle de cualquier cosa. No había nada que le pareciera ridículo o fuera de lugar. Sus formas me parecían un poco heterodoxas: su forma de reír, andares, sus movimientos e incluso su forma de estar. No se parecía en nada a cualquier otro chico del lugar. De largo era el más inteligente, más sosegado, tranquilo y paciente. Tenía una madurez extraña a su edad; eso y las ganas de evadirse era lo que saltaba a primera vista.


Casi siempre estaba sólo.

Seguramente alguno lo haya pensado ya, lo que por otra parte es una lástima: que pensemos así…todavía. Pero sí, era homosexual. Claro que tenía amigos, pero es aquí donde yo veía lo lejos que estaba de la forma de sentir y de percibir las cosas con respecto a la gente de por aquí. Muchos lo odiaban y ni siquiera lo conocían. Para mi era algo extrañísimo. Cómo era posible que una persona que te hace tan ameno los ratos que pasas con ella pueda ser repudiada y vilipendiada por sus vecinos. Por supuesto era una visión ingenua propia de mi edad. Cuando se es pequeño la maldad es lo raro, lo extraño, lo que casi nunca pasa.


Por desgracia Antonio terminó odiando a su pueblo.


¿Por qué cada vez salen menos universitarios de este pueblo si hay más niños que antes?. ¿Por qué crecen los embarazos de niñas?. ¿Por qué te pones en la puerta al fresco a leer un libro y terminas sintiéndote como un extraterrestre?...Cómo pensar que algo está mejorando con todos estos atenuantes.


Algo está pasando con la juventud. Les están convenciendo entre todos que pelear por las cosas que te gustan no tiene sentido, que los sueños, sueños son; que con veinte años ya lo conoces todo y nada en la vida te sorprenderá en adelante. Les han dejado sin fe. Por suerte no todos son así, pero que duro es, todavía, ser un “Antonio” en un pueblo como este…o sin ir tan lejos, ponerse a leer en un pueblo como este.